martes, 9 de agosto de 2011

Noticia atípica en tiempos de incertidumbre

Cada noche, antes de dormir, mi mente vuela hacia pensamientos de esperanza. Casi siempre asociado a realidades distintas, de cambio.
Luego, por la mañana, cuando la radio me despierta con la melodía de resignación constante, me vengo abajo y empiezo el día, como puedo, más mal que bien.

Ayer tuve un sueño: un futbolista nacido en Fuenlabrada, no hacía anuncios de un refresco comercial jactándose de su mala pronunciación inglesa, cambiaba la Play por El Capital de Marx en las concentraciones y tachaba su profesión de elemento de un circo corrupto.

Esta mañana me levanto con sueño; dormí poco porque, la noticia de la retirada del fútbol de un chaval de 24 años, me mantenía en vela (esto y la siesta de 2 horas que me marqué).
No se retiraba por una lesión incurable, ni porque el míster de turno lo hubiera abocado al banquillo, ni porque los números fueran desfavorables en las últimas jornadas... Decía adiós porque estaba asqueado, y no podía seguir siendo partícipe de la contaminación de un deporte dopado por el dinero, el negocio y los medios, al menos en las categorías más elitistas.

Se declara antisistema, si es que tiene que encasillarse de alguna forma, pero lo que reivindica es un sentir cada vez más extendido, un hartazgo de este modelo consumista que aún nos encandila a todos.
La mayoría estamos de acuerdo en que esto no funciona, que nos han engañado y que queremos que todo vuelva a ser como antes. Coqueteamos con la utopía de vivir en el campo, con un huerto, con un progreso que no contamine, que no maltrate vidas, pero después de hacer saboreado las mieles del bienestar, ¿quién se atreve a dar el paso de renunciar a nuestra cómoda pero hipotecada sociedad?.
Se llama Javi Poves y él ya lo ha hecho.

lunes, 8 de agosto de 2011

Sin ganas de volver a verte


Vuelvo de nuevo a Madrid, con las pilas más gastadas que nunca, precisamente por volver...
Huyo a ciudades nuevas, con caras desconocidas que no tengo prisa en conocer.
Busco la soledad tras cada esquina de una pared nueva, para esconderme, para que no me vean.
Me he perdido entre montañas, ríos, prados nunca vistos antes por mí
y nada...
No consigo renovarme porque sé que tengo que volver

...
¿Cómo alzar el vuelo si aún no he tocado el suelo?
Sólo varío el rumbo de mi itinerario, dando vueltas en círculos concéntricos, como quien se ha perdido en el bosque y sólo gira.

...
Los lugares de vacaciones son especiales porque se convierten en el refugio de nuestras penas, acogen nuestro cansancio, nuestras cargas y se las quedan para siempre, transformando nuestra ciudad rutinaria en algo nuevo, diferente y nostálgico.
Deseo volver a Madrid con ansia, con las ganas adolescentes de aquellos septiembres de colegio, con el ímpetu de empezar otra vez...
Mi ciudad ya no es bonita, y cada año desisto un poco más del sueño, empañado por la duda: quizás mi sitio no esté aquí y tenga que irme de nuevo, para regresar a Madrid de vacaciones y hacer que sean otros parajes los rutinarios, los estresantes, los que te asfixian cada mañana y cada noche.
Entonces, sólo entonces, Madrid volverá a ser única, como siempre y tendré ganas de volver.