Quien quiera estar a tu lado ha de saber quererte, porque
quererte a ti no es como querer a cualquiera.
Quien quiera quererte ha de tener claro que la vida contigo
no será una vida tranquila de sofá, solo de dos. No eres famoso, pero
sí de lo más popular que puedas echarte a la cara; alguien que ha nacido para
estar rodeado de gente y conquistarla.
Quererte a ti exige olvidarse de los celos, porque eres foco
de admiración, despiertas pasiones por donde pasas y eso no es motivo para
sentir miedo a perderte, sino orgullo por tenerte en su vida.
Contigo no cabe la posesión, ni la intención de atarte. Eres
libre. Enjaularte es matarte.
Quererte a ti implica olvidarse del egoísmo; es aceptar a un
solidario que va a ayudar siempre y que tiende la mano hasta al que le ha hecho
daño. Aunque no lo merezca, tú lo harás.
Quererte a ti es aceptar un corazón que va a acabar
perdonando. Siempre lo haces.
Quererte a ti es entender que tienes que llevar a cabo el
asunto con el que te despiertes esa mañana. Y da igual lo loco que parezca, tú
lo necesitas llevar a cabo y lo harás. Y quien esté a tu lado, debe saber
apoyarte.
Quien esté dispuesta a quererte tiene que ser consciente de
que amará a un guerrero valiente, y que nunca vas a huir de nada y, que si lo
haces, será para volver más tarde y enfrentarlo.
Y aún así, no puede dejar de cuidarte y protegerte, pues también sufres.
Y aún así, no puede dejar de cuidarte y protegerte, pues también sufres.