miércoles, 25 de noviembre de 2015

Todo lo que hay que saber antes de amarte…

Quien quiera estar a tu lado ha de saber quererte, porque quererte a ti no es como querer a cualquiera.

Quien quiera quererte ha de tener claro que la vida contigo no será una vida tranquila de sofá, solo de dos. No eres famoso, pero sí de lo más popular que puedas echarte a la cara; alguien que ha nacido para estar rodeado de gente y conquistarla.

Quererte a ti exige olvidarse de los celos, porque eres foco de admiración, despiertas pasiones por donde pasas y eso no es motivo para sentir miedo a perderte, sino orgullo por tenerte en su vida.
Contigo no cabe la posesión, ni la intención de atarte. Eres libre. Enjaularte es matarte.

Quererte a ti implica olvidarse del egoísmo; es aceptar a un solidario que va a ayudar siempre y que tiende la mano hasta al que le ha hecho daño. Aunque no lo merezca, tú lo harás.
Quererte a ti es aceptar un corazón que va a acabar perdonando. Siempre lo haces.

Quererte a ti es entender que tienes que llevar a cabo el asunto con el que te despiertes esa mañana. Y da igual lo loco que parezca, tú lo necesitas llevar a cabo y lo harás. Y quien esté a tu lado, debe saber apoyarte.

Quien esté dispuesta a quererte tiene que ser consciente de que amará a un guerrero valiente, y que nunca vas a huir de nada y, que si lo haces, será para volver más tarde y enfrentarlo.
Y aún así, no puede dejar de cuidarte y protegerte, pues también sufres.

Tu humildad despista, porque hace que parezca que eres uno más de los mortales. Pero tú eres grande desde que naciste, y estás destinado a hacer cosas grandes, a no pasar de puntillas y quien te quiera, debe tenerlo siempre presente.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Sensaciones, emociones, momentos...

Sensaciones que generan emociones y estas, a su vez, son tan fuertes que hacen de los momentos recuerdos inolvidables. 

Como tu mano dándole calor a las mías de la plaza del pueblo a la playa en moto de madrugada, o ese baile de salsa improvisado en aquella boda reprimida de petardos imposibles donde sentí volar, cuando nunca me habías casi rozado o la primera vez que me desnudé ante ti paseando por la calle Huertas, en pleno noviembre y todo cambió para siempre...

Es verdad eso de que la vida son momentos, sólo que no los vemos hasta pasado el tiempo, cuando ya son recuerdos.

Y yo, a la lluvia, además de ponerme nostálgica perdida, le pido ser más consciente de esos momentos y disfrutarlos más en el presente, y no sólo al mirar atrás.