miércoles, 15 de julio de 2015

El olor de mi hermana

La he abrazado y huele a felicidad, a paz inmensa a pesar de estar con un trajín constante en la cabeza: mil planes, trabajo, ofertas que ha descubierto, vestidos para todas...
No se fía ni de su sombra, pero le brillan los ojos como el apostador seguro de su victoria, sabedora de que sólo gana quien echa el resto.
Huele a alegría, a vacile inmortal; no ese vacile facilón, sino el de la gente con rapidez mental. ¡Es una lince, en eso!
Y cortante es poco como recurras a un mimo o a un cariño con ella. Ella no va a usar un elogio para hacerte sentir bien, pero si necesitas sentirte bien, ella es única para lograrlo.

No le preguntes a qué hueles tú, porque después de arrugar la nariz, con cara rancia, de pedirte tres veces más que te vuelvas a acercar, porque no saca tu perfume, te puede despachar fácilmente con un "no hueles a nada en especial"...
Jajajajaja
Ella huele a sinceridad, a eso también.