jueves, 22 de diciembre de 2016

Lista de deseos

Estas navidades deseo que nadie me eche de menos porque me sienta cerca y si te fallo, que me lo hagas saber.
Deseo estar en tu lista de deseos
Que la mayor de tus decepciones conmigo sea fijarte en que mi letra ya no se parece a aquella q recordabas.
Pido un saco de paciencia para saber perdonarme y otro de lágrimas para que el nudo de la garganta se deshaga mejor.
Que te des cuenta de que tu inicial con la mía son el principio de una carcajada y que, a partir de ahí, nada puede salir mal.
Y por último, pido que si hay que dejar de pensar no sea porque dejemos de ser críticos, sino porque el alma pida a gritos sentir y sepamos dejarle vía libre.
Feliz Navidad

domingo, 18 de diciembre de 2016

El bollito más dulce

La miro y aún no me lo creo...
Si no fuera porque el hecho de estar cada día más guapa no para de confirmarme que es verdad; que algo ha cambiado en ella, ahora q son dos.
Sé que está llena de dudas, que cada noche, cuando se tumba en la cama, busca a la Luna para preguntarle si será capaz, si lo hará bien y si será fácil y no obtiene por respuesta más que una patadita, porque ya empieza a moverse...
Amiga, estoy deseosa de verle la cara al bollito que estás horneando, pero sé que traerá tus ojos llenos de luz, tus morros mañaneros y llorará a "grito pelao" porque también tendrá tu voz fuerte, la de hacerse notar.
Pero sobre todo, estoy deseosa de verte compartir toda esa sensibilidad que te inunda, cómo le haces ver que con amor todo es más fácil y cómo te conviertes en leona protegiendo más que nunca lo tuyo.
Guapa, bonita, amiga...estoy emocionada porque vas a dar vida; algo que hacen mujeres y hembras desde hace miles de millones de años y sin embargo a mí sigue pareciéndome un milagro.

lunes, 10 de octubre de 2016

Aprendiendo de ti

Y yo, que siempre ando buscando la nueva idea, la respuesta a la duda infinita, el asombro por lo que descubro cada día, me topo contigo, el repartidor de lecciones...

Contigo he aprendido que la noche empieza y acaba cuando uno quiere y no cuando lo marca la Luna.

Que las pelis, buenas o malas, se ven por capítulos (no sólo las series).

Que las patatas fritas de bolsa son una guarnición que casa con casi todo.

Que la ropa interior se tiende en un lugar estratégico de la cuerda y que se puede ceder siempre, por muy cabezota que sea uno.

Me gusta que me enseñes a lavar las deportivas, a colarme de forma frustrada en una pista y, que con una sonrisa, se puede conquistar a quien sea y que todo sale mejor, hasta el peor de los días.

Quiero que me enseñes nuevas canciones, a elegir las mejores piezas de carne y a ponerme en el lugar del otro sin descuidar el mío.

Me gusta aprender de ti cómo no te cansas de aprender.

Me enseñas lo importante, las cosas más absurdas y las malas también. Y todas me gustan.

Me gusta aprender de ti hasta las cosas que ya sé.



lunes, 25 de julio de 2016

Cuando mis pies se vuelven sordos

Lo confieso: no puedo bailar contigo.
Déjalo, es inútil.
Y no te frustres; que ni eres mal profesor ni yo una desmotivada alumna. No hay remedio; igual que no habrá horas de ensayo que lo arreglen.
Entiende que mis pies se vuelven sordos cuando tus manos cogen las mías, cuando tus brazos me envuelven y mi boca está tan cerca de tu cuello.
Entiende que provocas tal torbellino en mí que no hay ritmo ni señal que yo interprete. Y q improviso mis pasos, por no salir de allí corriendo en ese instante. Porque no te resisto.
Enséñame si quieres cómo hago para que mi nariz deje de olerte, cómo insensibilizo mi piel cuando la rozas o cómo no bajar la mirada si tus ojos buscan los míos.
Déjame aprender eso, y probemos después lo de bailar.
Pero no ahora; en otra vida, ya si eso...

Cuando sobran las palabras

Sobran las palabras...
en ese momento en el que me recoges tras la oreja un mechón huidizo.
Cuando te pones a jugar con la pulsera que llevo puesta, 
Cuando me besas medio dormido, en medio de la noche, 
Cuando me das un cachete en el culo al pasar por mi lado...
Cuando me expías en los probadores de las tiendas.

Ese momento en el que te pones detrás de mí para verme cómo me muevo al bailar.
Cuando me abrazas por detrás, por la cintura, y apoyas tu barbilla en mi hombro.
Cuando me besas el hombro.
Cuando siempre subes unas escaleras detrás de mí y me pellizcas el culo. ¡Ay, el día que no me lo pellizques! y ¡Ay, el día que yo no me queje porque me pellizcas!

Sobra decir nada
cuando compras las cosas que tomo para desayunar si duermo en tu casa.
Cuando me ayudas sin que te lo pida y cuando vuelas, si lo hago.
Cuando me llamas como no le llamas a nadie.
Cuando te preocupa que pase frío.
Cuando producimos ese efecto agradable en la gente cuando estamos juntos.

No hay palabras para describir
Cuando me pides que a ti no te arrugue las cejas. Ni te las suba.
Cuando me hablas a susurros.
Cuando sonríes conmigo en las fotos.
Cuando me defiendes si voy conduciendo y me encaro con alguien.

Cuando me cuentas tus logros.
Cuando me pides que tenga cuidado.
Cuando me das a elegir siempre qué quiero cenar.
Cuando intercambiamos zapatillas, ropa.

No hace falta que te diga qué siento
Cuando me das la mano para trepar por las piedras.
Cuando me dices que soy un apoyo para ti.
Cuando me dices que vuelves nuevo tras un viaje conmigo.
Cuando explicas que viajar conmigo no es aburrido.
Cuando estás cansado, te bajan las alertas y te da por fijarte en lo más insignificante y decir mil tonterías.
Cuando te entra la risas floja.

En definitiva, sobran las palabras
cuando me pides consejo.
Cuando me observas y me haces fotos sin que me dé cuenta.
Cuando te encuentras mal y me aceptas como refugio, 
Cuando me eliges como refugio.